Islay, justicia electoral

Por Carlos Reyna

Pepe Julio Gutiérrez es un dirigente de los agricultores de Cocachacra, Islay, que cometieron el pecado de organizar una fuerte protesta en contra del cuestionable proyecto Tía María, de la Southern.

En esa condición, Gutiérrez y muchos más bloquearon la Panamericana Sur. Y también fue uno de los que al final coadyuvó a que el conflicto se aplazara, canalizándolo hacia el diálogo en una mesa técnica.

Allí mismo comenzó la venganza contra Pepe Julio y compañeros. El propio presidente García los lapidó con esta frase: "son terroristas viales". Se refirió a Pepe Julio en particular. Y pronto hubo fiscales arequipeños que los acusaron a él y a otros por apología del terrorismo.

Hace poco, Pepe Julio pecó otra vez. Postula a la alcaldía de su distrito. Se inscribió en una lista de Fuerza Social en Cocachacra y fue blanco de una andanada de tachas. Es fácil darse cuenta de qué vetas provienen los entusiastas tachadores.

Resulta que ahora está a punto de consumarse una tacha indebida contra Pepe Julio. Luego de que superara otras tachas, el Jurado Electoral Especial (JEE) de Arequipa admitió fuera de plazo y aprobó una nueva tacha. Esto se hizo adulterando las fechas de una resolución del JEE y de la presentación de la tacha. La defensa lo ha demostrado rotundamente.

Luego, cuando se apeló ante el JNE en Lima, se vulneró el debido proceso al no darse el plazo establecido por el propio Jurado para hacer la defensa oral. El Jurado obliga a que el defensor presente solicitud para que se acredite con un plazo no menor de dos días antes de la audiencia, pero notificaron de ella apenas un día antes.

Y finalmente, el JNE falla a favor de la tacha, sin defensa oral, pero dando por cierto el fundamento de la tacha. Pepe Julio, se dice, tendría una sentencia firme, en uno de sus juicios, que lo inhabilita. Pero la defensa ha demostrado que eso es falso pues es un proceso aún no concluido, claramente pendiente de segunda instancia.

Este JNE ha dado recientes muestras de su celo por la legalidad electoral. Cabe esperar que enmiende una tacha que enturbiaría las elecciones en un distrito pequeño de agricultores, en el Sur, sólo porque afanosos lobos de la industria extractiva quieren excluir a los candidatos que no les gustan.

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